7 cosas que los niños odian de sus padres. 1ª Parte

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Muchas veces, los padres caemos en el error de hablar de las cosas que no nos gustan de nuestros hijos. Pero…¿Te has detenido a pensar alguna vez qué cosas odian ellos de nosotros?. Quizá sea un buen momento de reflexionar sobre ellas y ver si podemos mejorar nuestra forma de educar. ¡Te las cuento en este artículo!

En general, tendemos siempre a ver los errores en los demás pero no en nosotros mismos. En este post te invito a reflexionar sobre 7 cosas que los niños pueden llegar a odiar cuando se repiten de forma sistemática. 

1. Que los comparen con otros niños

La comparación no es el mejor medio para que nuestros niños adopten conductas deseadas por sus progenitores. A veces incluso, esta comparación se hace entre hermanos. Cada niño es diferente, es un universo completamente distinto a los demás, con un mecanismo de funcionamiento que solo el tiempo nos dará a conocer.

Si queremos que mejore en algo lo mejor es siempre intentar motivarle a través de refuerzo positivo para que dé la mejor versión de sí mismo. Cuando el éxito de una persona depende de lo que hagan los demás estaremos condenados siempre al resultado del prójimo. Cualquier conducta, acto o acción de un niño siempre debe ser creada por una fuente de motivación propia y no por algo externo.

Aunque con algunos niños puede funcionar la comparación para mejorar su autoestima, afrontándola como un reto personal. No suele ser lo habitual, pues en muchos casos puede conducir  a la desmotivación y a la generación de envidia y falta de autoestima.

2. Que solo los valoren por su rendimiento académico

Soy consciente que estamos ante una escuela competitiva y elitista, donde solo los mejores expedientes académicos tienen reconocimiento social. Pero…¿y si un niño se ha esforzado durante todo el curso, se ha portado muy bien, tiene muchos valores y ayuda siempre en las tareas del hogar?, ¿No merece un reconocimiento de sus progenitores aunque en los exámenes no brillase?.Recordad que el Consorcio Internacional de Inteligencia Emocional advierte que el éxito de una persona en la adultez depende en un  77% de facultades emocionales y en un 23% de facultades cognitivas. El expediente académico de un niño, prácticamente es una prueba de la capacidad de memorizar datos que tiene, os lo explicaba en este artículo

3. Que los padres siempre se centren en lo negativo

En numerosas publicaciones he comentado que hay una educación oculta en las familias y en la sociedad en general, que nos educa indirectamente para la detección de cosas negativas, errores en los otros y problemas que pueden tener, en lugar de reconocer las cosas positivas, fortalezas que tienen otras personas o felicitarles por el éxito laboral, social o personal. Pensad en vuestra última semana y haced una lista de los reconocimientos positivos que habéis hecho a vuestros hijos o seres cercanos y otra con las cosas negativas que habéis pensado o comentado. Seguramente la balanza se incline siempre hacia lo negativo, tal como os comenté en este otro post.  

4. Que le manden hacer cosas sin explicar cómo hacerlas

Ponte a estudiar, haz algo productivo, deja de perder el tiempo, no haces nada, sal a hacer ejercicio…A veces los niños necesitan cosas concretas, más información para hacer algo o que te detengas durante un rato para explicarle cómo hacerlo. Creo que una de las frases más famosas que se escuchan en los hogares es la de «vete a estudiar». Pero seguramente ese niño no sepa cómo estudiar. Y efectivamente, os lo había comentado en este post, hay técnicas de estudio que debemos enseñar a nuestros hijos, si ningún profesor en la escuela lo ha hecho.

En otras ocasiones, necesitan el empujón inicial para adquirir una determinada rutina o hábito, y es en ese proceso donde merece la pena perder tiempo con nuestros hijos para enseñarle cómo se hace, sin frustrarnos, desesperarnos ni enfadarnos. Recuerda que los niños viven en un mundo muy diferente al adulto, con falta de información sobre muchas cosas y con los elementos informativos desorganizados. Tenemos que pensar en su mundo para acercarle el procedimiento de numerosas tareas, de cómo hacerlas. De esta forma podrá realizarlas posteriormente; por ejemplo, lavar su plato, hacer su cama, recoger los juguetes, ordenar la habitación…son todo tareas que previamente hay que enseñarle  antes de mandárselas hacer.  

Y en este otro post tienes las últimas tres cosas que los niños odian de sus padres.


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