Todo empezó un día en clase cuando una de mis alumnas me pidió que por favor comentase la respuesta a una duda que previamente había provocado sobre la definición de 3 términos vinculados a la materia.
El proceso siempre ha sido más atractivo que el resultado
Ver un avión parado en la pista del aeropuerto no es tan emocionante como verlo aterrizar o despegar. Comer un dulce típico de un pueblo no es tan gratificante como conocer el proceso que condujo a ese resultado, o quizá sí sea más gratificante para algunos de vosotros.
Lo cierto es que generalmente el proceso es para quienes amamos la paciencia, para quienes nos gusta captar la atención de nuestro alumnado, para quienes disfrutan más de cómo enseñar frente al qué enseñar…mucho más gratificante que el resultado. Incluso, nuestros amigos amantes de las matemáticas muchas veces puntúan con buena nota el planteamiento de un problema matemático realizado por un alumno pese a no obtener el resultado.
Y esto es lo que voy a comentaros en esta entrada, cómo conducir hacia el buen aprendizaje, hacia el pensamiento analítico, reflexivo y profundo a un alumnado que espera recetas y apuntes impresos, un deseado all inclusive.
La alumna me dijo «Por favor, dinos de una vez la diferencia entre esos tres términos que nos has comentado»
Efectivamente, para mi hubiese resultado más fácil juntar en una única diapositiva de powerpoint los tres términos y sus significados que estaban programados para impartirse en el primer tema de la materia. Pero no fue así, empecé invitando al alumnado a mostrar sus ideas y pensamientos acerca de esos tres términos, poco a poco se fueron animando e intervinieron de uno en uno.
Alguno, al escuchar las definiciones que daban sus compañeros cambió de opinión y modificó su pensamiento sobre un término en concreto. Yo me mantuve al margen, cuando parecía que entre todos habían llegado a una conclusión, entonces les provocaba poniéndole un ejemplo y viendo si se cumplía su premisa en ese ejemplo, momento en el cual volvían a rehacer su pensamiento pues no tenía sentido lo que habían acordado previamente en la puesta en común.
Así estuvimos unos cuantos minutos. Hasta que empecé a ver cómo algún alumno hacía gestos de que su cerebro iba a explotar, otros ya habían abandonado la conversación y una atenta universitaria manifestó sus sentimientos externamente pidiendo con voz de tirar la toalla que por favor comentase ya las definiciones de los términos que había introducido porque le sobrepasaba la curiosidad.
La planta carnívora de la escuela
Una planta carnívora se las apaña para intentar captar a los posibles insectos que pueden caer en su feudo pisando sus hojas o alguna de las partes de la planta. Cuando lo tiene se cierra y lo atrapa.
El aprendizaje eficaz y eficiente funciona de forma similar, un cerebro que es provocado, que es espabilado, al que se le despierta la curiosidad, que siente y que se emociona… es un cerebro que consolidará mejor el aprendizaje. Y es esta una de las formas más adecuadas de afrontar la docencia, pero por supuesto para esto debemos invertir tiempo y no obsesionarnos con dar contenidos sin ser conscientes que los propios alumnos no están reteniendo la información.
La pregunta…¿Es mejor acabar el temario de una materia sabiendo que el alumno no retiene la información o no acabarlo y saber que la retuvo y que disfrutó de los contenidos?
Una buena reflexión para debatir, pero como indicábamos al inicio del post, acabar el temario sin consolidar el conocimiento ni disfrutar del proceso, es como comprar una bolsa de pipas llena de cáscaras, como tener una piscina sin agua o como ser dueño de una tienda de calefacción en el desierto.
Sin embargo, si hemos sido capaces de hacer que el alumno ame la materia, ame sus contenidos, se lleve una buena experiencia del aula…Seguramente tenga hambre de más y probablemente continúe en la búsqueda de más información sobre los contenidos abordados en su tiempo libre o en su futuro, o acaso muchos adultos que aman su profesión no la eligieron porque hubo algún profesor que provocó que su materia se convirtiese en un futuro matrimonio de su alumnado.
Es en ese momento cuando acabaremos de dar los contenidos de nuestra materia que tanto preocupaban a otros docentes reacios a perder tiempo en sus clases y que primaban más su egoísmo frente a la ilusión y pasión de su alumnado.
Hagamos que nuestros alumnado disfrute de estar sentado escuchándonos
Yo, seguiré intentando sembrar semillas del conocimiento en cada alumno para que no odien la formación y se alíen a ella durante toda su vida. Para crearles hambre de los contenidos de mi materia pese a no haber terminado el temario.
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