El deber o placer de hacer los deberes

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A raíz del movimiento antideberes que se está produciendo en los últimos meses, he confeccionado este artículo para ofrecer mi punto de vista. Espero que ayude a reflexionar sobre este tema a muchos padres y madres.

Permitimos a nuestros hijos/as muchas cosas pero los deberes ni hablar

En esta entrada no voy a defender si poner deberes a los niños/as es correcto o, si de lo contrario, es negativo, pero sí voy a señalar unos hechos que están sucediendo actualmente y en qué circunstancias los deberes cobran más o menos fuerza, siempre de forma general, y siendo consciente de que cada niño/a y su entorno familiar es un escenario diferente. Y especialmente hablando dentro de un contexto de una escuela competitiva influenciada por la política fuertemente y por los rankings e informes que solo miden medias de expediente académico. 

Mi opinión sobre los deberes en otra escuela que busque más otras aptitudes de los niños sería completamente diferente. 

El sí a los deberes

Los deberes ni son buenos ni son malos, es la forma en la que se apliquen, el volumen de éstos, la frecuencia con la que se realicen, etc. lo que puede provocar que sean perjudiciales para el bienestar del niño.

Para poder afirmar si un niño necesita, o no, deberes debemos estudiar su realidad, su caldo de cultivo, el entorno cultural, su estatus socio-económico, sus costumbres y por supuesto la educación familiar que recibe.

Sin analizar estos aspectos, no podemos generalizar el sí o el no a los deberes.

A continuación expongo situaciones en las que creo que serían muy convenientes:

Niños/as con un entorno familiar con bajo nivel socio-cultural: El actual sistema educativo no ofrece buenas oportunidades para aquellos niños/as que presentan un aprendizaje más lento o un nivel de conocimiento menor a la media. La escuela es como un tren que viaja a 80 km/h, hay niños que viajan a esa misma velocidad sintiéndose cómodos con el ritmo que marcan los docentes, sin embargo, hay niños que viajan a 40 km/hora, y ya en la etapa de Educación Infantil se observa como poco a poco el tren se les escapa, esta diferencia se acentúa más en Educación Primaria, pues el paso de los años va generando cada vez una mayor distancia, llegando incluso en Educación Secundaria a presentar grandes dificultades para poder visibilizar el tren que intentan seguir, lo que conlleva a un importante fracaso escolar.

 

Sucede lo mismo con aquellos niños/as cuyo tren viaja a 120 km/hora, éstos también sufren las consecuencias del sistema educativo actual, teniendo que esperar al resto y provocando en algunos casos aburrimiento en clase o falta de interés, y en algunos casos diagnosticado como Trastorno por déficit de atención o hiperactividad, ¿A quien le motiva escuchar algo que ya sabe?.

 

Pero el principal problema es el otro porcentaje de niños/as que no alcanza el ritmo medio de la clase, la falta de profesores/as de apoyo, de una enseñanza individualizada y demás recursos educativos, provoca que estos niños/as de aprendizaje más lento, no acaben muchas tareas en clase, y/o que tengan que realizar un pequeño refuerzo educativo sobre contenidos no asimilados correctamente, evitando así que una mala base de conocimiento perjudique al aprendizaje posterior.

 

Niños/as con pocas normas en casa: Los deberes llevan consigo ciertos hábitos y valores que en muchas familias no existen. Las normas deben estar presentes en la vida de los niños/as, no podemos educar a nuestros hijos/as sin normas.

El/la niño/a desde que nace necesita normas y responsabilidades para su desarrollo socio-afectivo y psíquico, obviar esto, puede conducir en un futuro a fracaso escolar, dejadez, falta de motivaciones, respeto, disciplina, y en algunos casos violencia y delincuencia. Hacer los deberes supone un importante trabajo social y emocional, además del puramente cognitivo.

Provoca que el niño/a aprenda a adquirir y cumplir compromisos, en este caso, con el docente, una responsabilidad asumida por el niño/a y que él mismo tendrá que cumplir. La capacidad de establecer un horario para realizar diferentes tareas y de planificar el día, son unos aspectos que afectan a la actitud del futuro adulto. Hay muchos niños/as que no tienen horarios, ellos/as deben asumir una responsabilidad y aprender que hay un momento para cada cosa, por eso, educar en horarios es siempre muy positivo, y la hora de los deberes sirve para crear un hábito de estudio que necesitará en etapas educativas posteriores, y especialmente, cuando vaya al instituto o a la universidad. Sería recomendable que el tiempo dedicado a los deberes fuese progresivo en cada curso, justo, suficiente y flexible. 

El no a los deberes

 

También hay situaciones en las que no sería conveniente hacer los deberes.

Los deberes no deberían hacerse si los padres/madres no están motivados para ayudar y orientar a sus hijos/as. Hacerlos con desmotivación sólo traerá frustración, especialmente si ésta es alimentada por los padres/madres.

A veces el desconocimiento de los propios padres/madres sobre la materia hace que éstos no estén motivados para ayudar al niño/a, y sin motivación y emoción es difícil alanzar el éxito en educación. Los progenitores deberían buscar estrategias para hacer ver a los niños/as que los deberes son muy importantes para ellos. 

Los deberes no pueden ocupar gran parte del tiempo libre del niño/a. Su volumen y dificultad debe ser adecuado, proporcionado y progresivo. En un niño/a que no tenga el hábito de deberes no podemos de un día para otro obligarle a sentarse delante del escritorio 2 horas. 

En niños/as con una gran carga de actividades extraescolares debería organizarse la agenda para ver dónde ubicar los deberes. La realidad de muchos niños/as son tardes intensas de actividades, fútbol sala, inglés, música…Si a esto le añadimos deberes, provoca una gran sobrecarga en el niño/a, fatigándolo mental y físicamente. Sería conveniente analizar la reducción de las actividades en favor de los deberes.

Niños procedentes de familias con alto nivel cultural es quizá menos necesario el hecho de hacer deberes desde el punto de vista del refuerzo, pero sí que serían interesantes para desarrollar otros valores que llevan inherentes, ya comentados anteriormente. Además, desde el punto de vista del aprendizaje se podrían ofrecer contenidos nuevos para seguir desarrollando y estimulando la inteligencia del niño/a creando a su vez el hábito de estudio.

Padres que estimulan el oído de sus hijos con Reggaeton, la vista con pixeles, el tacto con pantallas táctiles, el gusto con frituras y azúcar y el olfato con tabaco

 

Cuando observo a padres y madres desautorizar a los docentes o ir en contra de las recomendaciones que éstos hacen en las tutorías pienso…cómo trabajar la conducta de los niños/as si primero tengo que trabajar con sus padres/madres. Publiqué un artículo que se hizo viral sobre 20 claves para saber si estás educando bien a tu hijo y ahí si eres padre/madres podrás comprobar si las cumples. 

 

Quizá sea este perfil de padres/madres quienes se quejan de los deberes, quienes dejan a sus hijos/as con los abuelos/as o los inscriben en varias actividades todas las tardes para no sufrirlos en casa. Esos que no dedican ni una hora al día para jugar con ellos, que el fin de semana lo mandan callar y salir del salón para ver el partido, que le enseñan el ambiente de un bar y que nunca le han despertado el interés por viajar a otros países a través de google earth, aprender inglés con Duolingo, acudir semanalmente a la biblioteca, realizar una ruta de senderismo los fines de semana, dar la mano al adversario y al árbitro tras una competición, gane o pierde, o atender y mimar a un animal en casa.

 

Hacen falta padres/madres que dediquen 30 minutos a la conversación familiar durante las comidas, con debates y tertulias alejados de la televisión, que acuesten a sus hijos/as a las 21:00 horas para que lean un poco y sobre las 22:00 queden dormidos, que les digan te quiero varias veces al día, que les señalen que las cosas valen dinero y que todo no puede ser, que les enseñen a guardar un juguete antes de sacar otro, o a tener paciencia cuando quieran un videojuego nuevo, que le inculquen hábitos higiénicos y saludables, advirtiéndoles del peligro del abuso de azúcar y bollería industrial y que les inculquen el disfrute de una pieza de fruta recién extraída del árbol.

Lo que nunca debe hacer un padre/madre

Quizá por la aparición de Internet y la posibilidad que éste brinda para que todos opinemos estemos ante la raíz de un serio problema, como es el hecho de que muchos padres y madres viertan a la red sus opiniones pensando que son verdades absolutas. Lamentablemente sólo es un verdadero educador aquel que pasa por una Facultad de Ciencias de la Educación o quien estudia y maneja durante años información técnica y científica del ámbito de la pedagogía, psicología, sociología y otras áreas vinculadas a la educación. Si bien es cierto, que hay padres y madres, que sin estudios afines a Educación, son auténticos autodidactas llenos de motivación y construyendo siempre un mundo mejor. 

Pero para quienes no entren en estos dos perfiles, sería conveniente reflexionar sobre esto: 

  • Nunca desautorizar a los docentes: Los docentes son las personas que más conocen el ámbito de la educación, son quienes saben educar, quienes conocen las diferentes estrategias metodológicas para que un niño logre crecer sano, desde las 4 esferas que componen el desarrollo integral del ser humano, su plano físico, psíquico, afectivo, social y emocional. Desautorizar o criticar la palabra de un profesor delante de los niños es crear una gran confusión en los niños/as contribuyendo a que el niño/a no obedezca al docente. 
  • No abandonar a sus hijos/as con la tecnología como tutora: Muchas veces se habla de conciliación escolar pero luego la mayoría de los adultos no aguantan más de 2 horas con su hijo/a en casa. Las tablets, ordenadores, móviles, videoconsolas… pasan a suplir la labor de los padres/madres. Muchas veces sin supervisión de ningún tipo, jugando con videojuegos no adecuados a su edad, viendo videos de youtube con canciones con letras machistas, palabras malsonantes… o visitando páginas no apropiadas. 

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