Hoy 24 de agosto, es un día especial para mi. Hace ya 37 años que llegaba a este mundo, no sé si era el mejor momento para asomar la cabeza, o si tendría que haber nacido más tarde o más temprano. Lo cierto es que un pseudoprofesional me hizo un fantástico regalo del cual os quiero hablar hoy. ¿Quieres conocer qué pasó? Pues adelante… que hoy te invito yo al café!
Definiendo al pseudoprofesional
Sin lugar a dudas, es una de las palabras que más utilizo en mi día a día. Mi observación hacia otros colectivos laborales ajenos al mío (el de docente), me hace reflexionar sobre si realmente tenemos a verdaderos profesionales, o si por el contrario, contamos con personas que quieren ser profesionales pero distan mucho de cumplir con las características básicas de la profesionalidad, ya comentadas en otra entrada de este blog.
El pseudoprofesional es una persona, que generalmente sólo pregunta por la remuneración económica que va a obtener o que quiere cobrar, y se despreocupa del trato profesional o humano, que sin duda alguna será la clave de una buena relación empresario-cliente y del futuro económico de un negocio.
Solicito humildemente el transporte e instalación de una mampara adquirida en una gran tienda de bricolaje y construcción
Así es como empezó todo, visité una gran tienda con colores rojo y blanco en la mayoría de sus paredes y adquiero una mampara para un baño de mi vivienda. Le indico a la vendedora si me la pueden llevar a mi casa e instalar, a lo que me responden que sí, pero que tiene un precio de 121 euros iva incluido. Accedo a asumir dicho coste y le pregunto qué día me la instalan, respondiéndome que vendrán a mi casa el martes 23 de agosto. Ese día, es perfecto para mi y así se lo manifesté a la vendedora. Trato cerrado!
El lunes 22, me sorprende una llamada a media mañana, donde me pregunta un repartidor si estoy en casa, porque me trae la mampara, y pienso para mí, qué profesionales!, ya vienen a instalarla. Pero, nunca vendas la piel del oso antes de cazarlo, eran dos chicos jóvenes que me indicaron que ellos sólo la traían, y que mañana martes vendría el instalador a instalarla. Vaya! no pasa nada, ya era mucho pedir un adelanto de un día en el montaje. Hoy dormiré viendo la voluminosa caja de la mampara ocupando una plaza de garaje en el salón de mi casa.
Martes 23 de agosto veo el día pasar
No sé si os sucedió alguna vez, que os sentís esclavos de los repartidores e instaladores, esos que te indican que tal día pasaremos por tu casa a entregar la mercancía o instalarte el producto, tú tímidamente le preguntas, pero sobre qué hora, para no tener que estar todo el día encerrado entre 4 paredes, y te responden con voz seria y ronca, no lo sabemos, depende del reparto y de muchos factores. Bien, buen intento, respira hondo y ten paciencia!
Esto aplicado a mi ámbito sería completamente inviable, imaginaros que un alumno me pregunte, profe qué día será la docencia de tu materia, y yo le responda con voz seria, no lo sé, depende de muchos factores, tú ven a la facultad y cuando a mi me venga bien, te daré clase.
Pues así fue como pasó el martes y nadie vino ni me llamó.
Felicidades por tu día! instala la mampara si la quieres!
Día 24, cumpleaños de quien escribe este artículo. Enciendo el móvil y decenas de felicitaciones de mis facebook amigos me sacan una sonrisa. Me levanto y espero unas horas para ver si alguien me llama. A las 12:00 horas y sin tener noticias, llamo al teléfono que tenía de la empresa y le pregunto al instalador que ayer no se había presentado nadie para instalar la mampara. El instalador con un poco de falta de educación, me responde
-para quién era el pedido?.
a lo que respondo -para Víctor Arufe.
-bueno lo llamo más tarde y le digo cuando pasaremos.
Entonces me salta una neurona y me dice, Víctor, puedes hacerlo tú! Yes we can! En ese momento me vine arriba, y le digo al instalador, mira, que ya no hace falta, ya busco yo por otro lado. El hombre, que ya no daba mucho de sí, me responde, – pero…tienes que pagarnos el transporte.
Y yo pensando para mi, pero homiño, antes de pedir dinero, pide disculpas al cliente por no haberte presentado ayer y tenerlo todo el día en casa, y explícale alguna razón convincente para ganarte el título de profesional. Cuando «non hai non hai» como se dice en Galicia.
Yo le respondo, sí, no te preocupes, pasaré por vuestra tienda a haceros el abono del transporte.
Y así fue como emprendí mi aventura de instalación de mampara de baño, un poquito de youtube y un poquito de google y en 2 horas ya la tenía montada y sellada!
Tengo que confesar que dos semanas antes, ya había montado otra mampara con puerta corredora y en ángulo, quizá… sea el inicio de un nuevo hobby?
Nunca bajes la guardia
Esta oración es uno de los tres mensajes de una conocida película de los 90, que se almacenaron en el cajón de la memoria a largo plazo de mi cerebro. Puede ser porque se trate de una de mis cantantes favoritas, siempre intento cumplirlas y tenerlas presentes, si bien es cierto que la de «nunca te enamores» no la pude cumplir.
Regresando al tema de este artículo, la mampara ha sido el regalo más original y divertido de mi día. Sin embargo, no puedo ocultar cierto sentimiento de tristeza hacia ese colectivo de pseudoprofesionales que sólo buscan la parte económica sin dar nada a cambio. Por desgracia, me encuentro con bastante frecuencia con personas así, pero seguramente personas cualificadas y preparadas ocuparán, en un futuro no muy lejano, sus puestos de trabajo. El tiempo va poniendo a cada uno en su lugar, la vida es una verdadera carrera de maratón, donde la paciencia, la constancia, el esfuerzo y la superación día a día son los principales aliados para acabarla con éxito.
Feliz día de la mampara!
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