Relato de una mala experiencia de una niña de 5 años en el deporte escolar

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El pasado año presenté, en un Congreso Internacional de Ciencias del Deporte en Cuba, una conferencia que llevaba por título «Salvemos al deporte escolar», el título sorprendió a muchos de los asistentes. Hoy, al hilo de esa conferencia os quiero relatar, desde la voz de una niña de 5 años, una experiencia que viví de cerca. Una criatura, como otras muchas de esa edad, que tiene una gran ilusión por el deporte, pero que poco a poco, la van perdiendo conforme crecen, fruto de las malas experiencias que padecen algunos. En este post están ocultas y sumergidas algunas de las lagunas que se pueden mejorar en el deporte escolar, desde la necesidad de la regulación profesional hasta la propia estructura del deporte escolar. Deseo que os guste!

Mi primer día!

Al fin llegó el día! siempre quise ser una de esas deportistas que salen en la 2 de televisión una o dos veces al año, creo que lo que echan es un campeonato del mundo o un campeonato de Europa, mumm…no estoy segura. El hecho es… que por fin! por fin! por fin!… mis padres me han llevado hoy a la escuela de patinaje del colegio.

Llevo días y semanas luchando por ello, mi sonrisa de oreja a oreja por hacer deporte venció a la cabezonería de mis padres de no querer apuntarme. Según les escuché ayer a la noche mientras intentaba dormir, me parece que la actividad está subvencionada por el ayuntamiento y las Ampas se encargan de todo, de gestionar al monitor, solicitar la instalación, etc. 

No me lo puedo creer! uno de mis sueños se cumplió hoy!

Me llamo Susana, tengo 5 años y me encanta patinar. Los lunes y miércoles me quedo a comer en el comedor, a pesar de que a mis padres no les guste, porque tengo patinaje a las 16:00 horas. Hoy fue mi primer día, nunca me había inscrito a una actividad deportiva, pero tras pelear con mis padres durante varias semanas he conseguido que me inscribiesen en la escuela de patinaje del cole, pese a que no le vayan bien los horarios con sus actividades diarias.

Aunque quiero mucho a mi abuela, no me gusta estar toda la tarde viendo la televisión con ella en su casa. Soy una niña!  ya sabéis que me gusta mucho hacer ejercicio físico para canalizar toda mi energía!!.

Me dijeron en el recreo que también se apuntó Tamara, Raquel, Elisa, Jenny, Patricia, Ángela, Lucía, Noa, Isa Rodríguez, Isa González, Nati y Estefanía. Creo que hay un chico inscrito, pero no recuerdo bien su nombre. 

Una clase con sabor agridulce…

La clase de hoy fue genial, utilizamos el pabellón donde dan Educación Física los de Primaria, por cierto, estoy deseando estar para el año en primaria para poder hacer Educación Física dos días a la semana, ya que ahora en Infantil sólo bajamos un día al pabellón. Llegué un par de minutos tarde a clase, pero creo que a la monitora no le importó, ya que ni siquiera me miró cuando llegué. Había cerca de 35 niñas patinando, o mejor dicho, intentando patinar, porque la mayoría no sabían patinar. Yo me había fijado en las patinadoras profesionales de la televisión, y algo de la técnica recordaba… pero creo que hace falta algo más que técnica ya que no me pude separar de la barandilla durante toda la clase. 

Me caí sólo 10 veces!

Había alguna niña que estaba todo el tiempo en el suelo, y otras estaban llorando. Las más dotadas se deslizaban casi de forma perfecta por la pista, intentando esquivar a las otras niñas. Ellas eran las que se ganaban las pocas palabras que decía la monitora.

Los minutos pasaron volando y pronto, aparecieron otras 30 niñas para la siguiente hora. Todas las de mi grupo nos fuimos hacia la zona de los bancos suecos, para dejar sitio a las nuevas, algunas fuimos agarradas a la barandilla, otras arrastrándose por el suelo y unas pocas privilegiadas patinando.

Cuando me estaba sacando los patines con la ayuda de mi madre y mientras me caía la última gota de sudor del gran esfuerzo y tensión que viví hoy, pensé que quizá el patinaje no era lo mío, la monitora no se fijó en mí y tampoco me dijo nada ninguna palabra de ánimo, ni me ayudó a descubrir trucos para ser una patinadora profesional. Probaré otro día más, pero si veo que sigo igual de patosa seguramente le pida a mi madre que me quite y que quiero volver a estar con mi abuela en casa. 


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