Seguramente conozcas, en tu círculo de amistades, a una de esas personas que participa en muchos proyectos y tiene en mente hacer un montón de cosas. De esas que te preguntas ¿De dónde saca el tiempo?.
Y esa pregunta me la hice yo muchas veces, cuando observo a muchos de mis contactos publicar todas las cosas productivas que hacen. Son personas muy activas, con ganas de compartir sus conocimientos y experiencias y les encanta arrimarse a otras que tengan esta tendencia, aunque de vez en cuando seguramente no rechacen cobijarse en alguien tranquilo y sosegado para tener unos minutos de relajación.
Pero seguramente os hayáis preguntado, ¿Por qué tienen tanta actividad?. La respuesta la encontraremos en su motivación que es la causante de la gran inversión de su tiempo en múltiples proyectos.
Y efectivamente, esa motivación les invita a buscar duendecillos para que trabajen todo el día en múltiples actividades, ellos son quienes hacen todo.
¿Dónde compran los duendecillos?
Como buen gallego os voy a responder a esta pregunta con otra pregunta.
¿Dónde compras el pan? En la panadería.
¿Dónde compras el pescado? En la pescadería.
Entonces…¿Dónde compras los duendes? No penséis…en la duendería. No, simplemente en una tienda de duendes.
Y llegados a este punto la siguiente cuestión es saber dónde hay una tienda de duendes. Y aquí está el corazón de la temática de este post, las hay en muchos sitios pero solo las pueden ver algunas personas. Personas con gran pasión en lo que hacen, personas con una enorme motivación y con ganas de compartir sus proyectos. Así de fácil, esas personas pueden ver todas las tiendas de duendes que hay, se acercan a ellas, piden duendes y salen con un montón.
Tener duendes es una fortuna, te hacen disfrutar de la vida y hacen que los demás disfruten de ti. Los duendes nunca te van a permitir criticar a otros compañeros, los duendes solo se centran en su creación y cuando la terminan te la entregan para que la compartas. Ojalá todos pudiesen verlas y entrar a por duendes, estoy seguro que la sociedad sería mucho mejor y la gente iría con una sonrisa por la calle.
Este post se lo dedico a todos esos grandes docentes y otros profesionales que son capaces de ver esas tiendas de duendecillos.
Excelente reflexión, los duendes son personajes mágicos y emprendedores que brillan con su propia luz, jamás opacan la de sus colegas. ¡ Que sigan lloviendo duendes!