Al abordar los conflictos entre los niños en la escuela, los maestros pueden emplear un protocolo de mediación estructurado que haga hincapié en el diálogo y la resolución constructivos. Este proceso no solo tiene como objetivo resolver el problema inmediato, sino que también fomenta la normalización de las relaciones a largo plazo entre los estudiantes. En este post te presento cómo mediar.
El presente protocolo tiene como finalidad establecer unas pautas claras, coherentes y educativas para la actuación del profesorado ante conductas contrarias a la convivencia en el ámbito escolar. Su aplicación está orientada a garantizar un entorno seguro, respetuoso y favorable para el aprendizaje, tanto para el alumnado como para el personal docente y no docente. Este protocolo lo he confeccionado con base a la legislación educativa y las evidencias científicas en el ámbito de la mediación de conflictos.
Partiendo del principio de intervención educativa y restaurativa, se prioriza la resolución pacífica de conflictos, la reflexión personal y la reparación del daño causado. Este protocolo se adapta al marco legal vigente, especialmente lo establecido en la Ley Orgánica 2/2006 de Educación (LOE), modificada por la LOMLOE, así como en la normativa autonómica correspondiente, y forma parte integral del Plan de Convivencia del centro.
La actuación del profesorado ante una conducta inadecuada debe ser proporcional, inmediata y educativa, garantizando siempre el respeto a los derechos del alumno/a, la seguridad del grupo y el acompañamiento necesario para reconducir las situaciones disruptivas de forma positiva.
Criterios generales
- Proporcionalidad y gradualidad: las medidas deben ir de menos a más, en función de la gravedad.
- Carácter educativo: no son castigos, sino oportunidades para aprender y reparar el daño.
- Derecho de audiencia: el alumno debe poder explicar su versión antes de aplicar una medida grave.
- Registro y trazabilidad: todo debe quedar anotado y notificado a familias si se agrava.
- Participación del Consejo Escolar: el Plan debe ser aprobado y revisado periódicamente.
- Actuar rápido, pero educando.
- Escuchar antes de juzgar.
- Involucrar a la familia, no solo informar.
- Mediar y reparar, no castigar sin más.
- Registrar todo para proteger a los alumnos y al docente.
Pasos del protocolo
Detección inmediata
Observar y confirmar la conducta contraria a las normas de convivencia o respeto (interrumpir, faltar al respeto, desobedecer, etc.)
Intervención calmada y proporcional
Acércate al alumno sin señalarlo delante del grupo.
Usa un tono calmado, sin confrontación, y comunica claramente la conducta observada:
«Veo que estás interrumpiendo. Vamos a hablar un momento fuera.»
Diálogo breve fuera del aula (si es posible)
Aplicar escucha activa y usar preguntas abiertas:
«¿Qué ha pasado?», «¿Cómo crees que afecta esto a los demás?», «¿Qué podrías haber hecho diferente?»
Facilitar la autorregulación y corregir la conducta con apoyo, no con imposición.
Restablecimiento del vínculo
Invita al alumno a reincorporarse con una actitud positiva:
«Confío en que vas a poder seguir con respeto.»
Anotación interna del incidente
Registrar la incidencia si es reiterativa, para seguimiento tutorial o coordinación con orientación.
Aplicación de medida educativa proporcional (si procede)
Según el Plan de Convivencia del centro: amonestación verbal, reflexión escrita, compromiso de mejora, etc.
Seguimiento tutorial
Si la conducta se repite, trasladar la situación al tutor/a y al equipo docente para intervención educativa conjunta.
¿Qué dice la ciencia?
Proceso de mediación
- Evaluación inicial: Los maestros deben evaluar primero la situación para comprender las perspectivas de los dos niños involucrados. Esto implica escuchar activamente y recopilar información relevante sobre el conflicto (Katamadze et al., 2024).
- Crear un entorno seguro: Establecer un espacio seguro para el debate es crucial. Los maestros deben asegurarse de que ambas partes se sientan cómodas expresando sus sentimientos sin temor a ser juzgadas (Wright et al., 2018).
- Facilitar el diálogo: Los maestros pueden guiar a los niños a través de un diálogo estructurado, alentándolos a expresar sus sentimientos y puntos de vista. Este paso a menudo incluye pedir a los niños que se disculpen, lo que puede ser una parte importante de la resolución de conflictos(Korpela et al., 2022).
Seguimiento y reflexión
- Normalización de las relaciones: Tras la mediación, es fundamental trabajar para restablecer las relaciones. Los maestros deben facilitar las actividades que promuevan la cooperación y el entendimiento entre los niños(Katamadze et al., 2024).
- Apoyo continuo: El apoyo continuo y la supervisión de las interacciones de los niños pueden ayudar a prevenir futuros conflictos y reforzar las conductas positivas (Rodrigues, 2021).
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