Soy una isla pedagógica

Comparte en RRSS

En los últimos años he escuchado en varias ocasiones hablar de las islas pedagógicas. Después de un tiempo prolongado de reflexión creo que es el momento de contaros que yo soy una isla pedagógica.

¿Qué es una isla pedagógica?

El concepto de isla pedagógica puede hacer referencia a diferentes significados en función del contexto que englobe. Por ejemplo, puede aludir a aquel docente que suele trabajar de forma aislada sin la ayuda de otros compañeros. Es un término especialmente referido a los docentes que innovan y que implementan una o varias metodologías activas en sus clases ante la mirada de sus compañeros de centro.

Pero también puede referirse por ejemplo al trabajo realizado por un centro educativo frente a otros muchos centros, especialmente si este centro utiliza una llamativa metodología o sigue unas directrices pedagógicas muy marcadas. O incluso a la gestión educativa de una Comunidad Autónoma frente a otras. En todos estos casos el foco apunta hacia la utilización de unos recursos pedagógicos que no suelen ser compartidos por otros docentes, centros o CC.AA.. 

Ser una isla pedagógica no es algo negativo

Me gustaría comentaros que el ámbito educativo tiene múltiples obsesiones. Algunas de las últimas son por ejemplo la persecución del trabajo de objetivos de desarrollo sostenible. Pero hay una obsesión que ya lleva muchos años germinándose, y es el trabajo en equipo. Así, las redes de conocimiento,  los proyectos interdisciplinares, el aprendizaje cooperativo, la codocencia… no es más que la sintomatología de esta obsesión de trabajar con más personas.

Si a esto le añadimos las frases ñoñas como «si caminas solo irás más rápido pero si caminas acompañado llegarás más lejos», «individualmente somos gota, juntos océano» y otros floripondios más, al final lo que  conseguimos es hacer sentir mal a aquellos docentes que de forma constante, meticulosa y ordenada trabajan en múltiples proyectos en la soledad.

Antiguamente les podíamos llamar «los rechazados», «los sin amigos» o cómo queráis etiquetarlos. Pero lo cierto es que ahora son islas pedagógicas. Y hace algún tiempo que yo soy una isla pedagógica.

Me encantan las islas

¡Qué bonito es viajar siempre a una isla desierta! Por muy pequeña que sea siempre es una maravilla para nuestros sentidos. Tú solo, en silencio, con el control de tu tiempo, gestionando lo que quieres hacer en cada momento, dando rienda suelta a tu creatividad sin ningún tipo de presión, sin límites, sin frenos…. No me digáis que no es una maravilla.

Pero también hay alumnos que son islas pedagógicas, o por lo menos quieren serlo. En la universidad cada vez son más los estudiantes que me piden hacer los trabajos de forma individual, básicamente porque trabajan mejor. Sin embargo, hay cierto currículum oculto universitario y escolar que obliga a los niños y estudiantes a trabajar en equipo.

¿Qué se necesita para trabajar en equipo?

Mirad, para trabajar en equipo no se necesitan a otras personas, se necesita un buen equipo. Y si no tienes un buen equipo de nada sirve trabajar en grupo, aunque me ofrezcas a 20 personas. El resto es mediocridad, y fomentar un trabajo en equipo sin tener un buen equipo es alimentar la educación mediocre. 

Esto es lo primero que tenemos que mostrar a nuestro alumnado, rodearse de personas en las que confíen, con las que puedan fortalecer sus habilidades y complementarlas y con las que sepan que responderán bien ante la carga de trabajo y no abandonen el esfuerzo ante una dificultad. Los alumnos están cansados de tirar de otros compañeros perezosos, vagos y que solo vienen a clase para superar la materia con un 5 raspado. La sociedad no premia al talento. La sociedad quiere que el talento se mezcle con los mediocres para que no destaque. La escuela también.

Es curioso también ver a docentes obsesionados por el trabajo en grupo y luego cuando acuden al claustro son incapaces de tomar un café con cierto número de compañeros. A esto le llamo yo hipocresía o intolerancia. 

Yo seguiré siendo una isla pedagógica abierta a todos los visitantes, quienes tengan ganas de trabajar y acercarse hasta ella serán bienvenidos. El resto, abstenerse especialmente si son mosquitos, coleópteros y chupópteros. 


Comparte en RRSS

2 comentarios en «Soy una isla pedagógica»

  1. Inteligente e innovadora información.
    Los de la hermosa Isla (pedagógica también) de Cuba agradecemos y valoramos está información. Éxitos

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *